Hacer en una hora

Me acuesto un sábado lluvioso, pensando en el aperitivo del domingo y me levanto un domingo soleado, azul y raso, pensando en Nueva York, en sus puentes y en los obreros colgados de las vigas.
Pero para llegar a NY hay que pasar por la aduana donde espera André Kertesz.
En la entrada te reciben entre otros; los niños que se besan desnudos, barriga contra barriga. Los soldados de una sola dimensión. Los campesinos, los gitanos, los caballos y los carros. Hungría, Austria, Austro Hungría, la guerra.

Lo que más me gusta de este recibimiento; los soldados del 19 que celebran las buenas noticias arrancándose unos a otros las insignias (conozco un cuento parecido, quizás otro día…)
Más adelante la guerra ha terminado, pero la pobreza no. Los pechos de las madres, desde jóvenes alimentan a sus niños hasta que son mayores, porque no hay comida y tampoco hay dinero todavía.
Las parejas salen el domingo y van al circo. Pasan un rato juntos, viendo el espectáculo a solas, detrás de la valla. Por un agujero que cada circo reserva para ellos, para que vayan a verlos en todos los pueblo.
Pero el ex Imperio se queda pequeño para el artista, y en Paris los –ismos alimentan muchas artes. Allí André hace fotos de cuadros que otros ya han pintado, iguales pero sin color ni pincelada. Y cuando el continente entero deja de tener sabor, André cruza un océano y alcanza una tierra masiva donde las cosas se definen por tamaño.
El cambio y la sorpresa aquí son sentirse pequeño entre tremendas masas de personas y ventanas. Edificios tan altos que tapan el cielo, y un André que quiere ser paloma, quiere ser pájaro para volar alto y ver donde acaban.

Quiere ser paloma pero se siente banco del parque con el respaldo roto, al que mira un hombre con abrigo, parado y desconfiado, y del que cuchichean dos niñeras sentadas cerca, en otro banco sano. Y todos juntos piensan: “Mira como has acabado” .
Y aquí, casi al final, en el último momento, vuelvo a preguntarle a Bárbara por “nosequé-ava vez”:
- ¿Cómo se consigue una foto así ¿La buscas tú toda la vida o es ella la que te salta a los ojos cuando te ve con la cámara, gritándote que la hagas?
Y Bárbara se para otra vez y piensa.

Mientras tanto yo tengo otra pregunta:

- ¿Cómo se consigue una idea, una instantánea, una vida así?

Y de momento sólo se me ocurre que llevando la cámara que puedas a cuestas y siempre preparada, con los ojos abiertos y también confiando que algunas veces la fortuna sabe como saltarte a las manos.
No tienes porqué creertelo puedes ir a verlo aquí.